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Uno de los aspectos esenciales que, quien se prepara a ser Cooperador, ha de descubrir en la figura histórica de Don Bosco es que fundó este Grupo específico de su Familia apostólica.
La presencia en
De ahí que, en esta fase del proceso formativo, se deba tratar qué es una fundación, a quién se puede llamar "Fundador" y quién es "SU FUNDADOR".
¿Qué se entiende por "Fundador" en la iglesia?
Ya, más en concreto y en sentido carismático específico, es la persona llamada por Dios, no sólo a crear o poner en marcha una nueva institución, sino a dar vida y a vivir personalmente la experiencia del Espíritu que debe caracterizar a esa institución u obra. Lo cual significa haber tenido la llamada o "vocación" divina a comenzar, personal-mente, esa experiencia evangélica.
Cuando hablamos de "carisma", nos referimos a "un don gratuito" de naturaleza espiritual, que Dios concede a una persona en
La referencia al Fundador y a su experiencia
La referencia vocacional a hacer, a crear, nos lleva inevitablemente, para comprender a fondo la identidad carismático-espiritual de cualquier institución, -en nuestro caso, de los Cooperadores-, a su Fundador, -para nosotros, Don Bosco. Para entender ese título de "Fundador", atribuido por
− se ha sentido "llamada por Dios";
− ha transmitido un don peculiar, con su experiencia, y ha dado una configuración a su espíritu;
- ha concebido la idea de
− ha dado al Grupo de seguidores o discípulos normas de vida y de organización;
- ha recibido -por lo que a los aspectos histórico-jurídico y teológico se refiere-, la aprobación de
El "carisma del Fundador"
El Concilio Vaticano II, para mayor claridad, nos habla de otro elemento importante, el carisma del Fundador, entendido como una determinada experiencia del Espíritu, transmitida a los propios discípulos, para que éstos la vivan, la custodien, la profundicen y desarrollen constantemente, en sintonía con el resto del Pueblo de Dios.
Todo esto comporta:
- un particular estilo de vida, de santificación y de apostolado (en nuestra Familia, lo llamamos "espíritu salesiano");
Primeras intuiciones y primeros pasos
Don Bosco llega a Turín en 1841, recién ordenado sacerdote, y descubre esa triste realidad. Comprueba la necesidad que estos jóvenes tienen de una palabra amiga, de afecto, de calor humano, de amor. No sólo necesitan comida y cobijo, sino una familia, con lo que ésta supone: afecto, presencia amiga, seguridad, alimento, techo, ropa, instrucción adecuada, educación, preocupación por el trabajo... En esos momentos, Juan Bosco empieza a "entender" el "sueño de los nueve años": el Espíritu le mueve a dar respuestas concretas a las necesidades de esa juventud. En un principio, Don Bosco no tiene idea clara acerca del tipo de acción que su vocación le pide; pero sí está seguro de que
Muy pronto ve Don Bosco la necesidad de distinguir dos tipos de colaboradores:
" los que pueden disponer de sí mismos y se creen llamados", se agrupan en torno a él, en una vida de comunidad... (llegando a ser religiosos); los demás, los "externos", viven con sus familias, pero continúan en la "Obra de los Oratorios". Los primeros se agruparán en la "Pía Sociedad de San Francisco de Sales" y se llamarán "Salesianos"; los segundos, lo harán en la "Unión o Congregación de San Francisco de Sales" y se les llamará "promotores o cooperadores", unidos a los Socios (los religiosos) para actuar en favor de la juventud pobre y abandonada.
Hasta ese momento, la dedicación de todos ellos en favor de los muchachos es exclusiva. Pero
María D. Mazzarello, funda con ellas, en 1872, el "Instituto de las Hijas de María Auxiliadora".
De este modo, queda configurado el proyecto fundacional de Don Bosco: los tres grupos iniciales forman una "familia espiritual" diversificada en sus componentes, pero fuerte e íntimamente unida en su dedicación plena a la juventud pobre y abandonada y a las clases populares. Esta familia espiritual tiene un carácter único y peculiar.
Don Bosco aparece así como el iniciador de una experiencia de tipo carismático original, constituyéndose en punto de referencia obligado para todos los que, desde cualquier estado y condición, intentan seguirle.