miércoles, 7 de julio de 2010

Tema 2: DON BOSCO, RESPUESTA A UNA LLAMADA


Jesús se nos presenta como "el llamado" por el Padre para llevar a término su proyecto
de salvación. Pero para esta tarea se necesitan colaboradores. Don Bosco respondió
a esta invitación de Dios con un estilo concreto. Conocer esta realidad que vive
Don Bosco puede ser de gran importancia en nuestro camino de discernimiento.
Personas que han sido capaces de dar un sí definitivo nos acompañan y animan a que
nosotros demos, hoy también, una respuesta a la continua llamada que Dios nos hace.
Es necesario dar una respuesta a esta invitación. Hoy, nosotros, los Cooperadores,
debemos dar el "sí" al estilo de Don Bosco.

La vocación como proyecto de Dios
Desde el inicio de los tiempos, Dios Padre tiene reservado un sueño, un "proyecto"
para la humanidad: el sueño de la felicidad, de la salvación, de la fraternidad universal.
Como señala la Gaudium et spes, la razón más alta de la dignidad humana consiste en
su vocación a la unión con Dios. Desde su nacimiento, el hombre es invitado al diálogo
con Dios; el hombre sólo puede vivir en plenitud de verdad y felicidad, cuando reconoce
libremente el amor de Dios y se confía por entero a su Creador (ver n.19).
El objetivo de esta actuación de Dios es promover la construcción del Reino. Dios se vale de "hombres y mujeres llamados", los cuales, desde su respuesta generosa, contribuyen
a edificar un mundo más justo y acorde con los designios de Dios.
El bautizado, llamado a participar en este proyecto
Por el bautismo, todos los cristianos somos "llamados" y "corresponsables" en la
misión de la Iglesia al servicio de la humanidad; es toda la Iglesia, -por tanto, también los
laicos-, el nuevo pueblo de Dios, el que debe tender al proyecto de santidad querido por El.
Por el bautismo, somos llamados a trabajar por el Reino. La vocación que cada cual
acoge como bautizado es una opción, pero que supone una responsabilidad.
A lo largo de la historia, Dios ha continuado llamando al hombre a participar en su empresa, en su "proyecto". Muchos de esos bautizados hoy son para nosotros ejemplos "vivos" y actuales de generosidad.

Don Bosco, un bautizado llamado a dar una respuesta
Don Bosco es uno de esos hombres que descubrió que trabajar por hacer realidad el proyecto de Dios era la forma de dar sentido a la vida.
A ello contribuyó la experiencia vivida en su infancia, a los nueve años, cuando comienza a vislumbrar que el Señor lo llama, con un estilo de cercanía y bondad, a trabajar en pro de la juventud ("Sueño de los nueve años"). De este sueño Don Bosco dice que " quedo profundamente grabado para toda su vida".'
Muchos son los campos desde los cuales uno puede trabajar para ir haciendo realidad
este plan de Dios. Don Bosco, mediante la oración, la dirección espiritual y el con-tacto
con la realidad del Turín industrial de mitades del s. XIX, se sintió llamado a trabajar,
sobre todo, con la gente joven, pobre y abandonada.
En 1841, siendo joven sacerdote, recibió del Espíritu una sensibilidad especial para
percibir, a través de diversas experiencias, la desventura y peligros en que se encontraban
los jóvenes; muchas veces se interrogaba sobre los jóvenes que veía en peligro: "¡Quién sabe! Si estos muchachos tuvieran un amigo que se preocupase de ellos y los atendiese e instruyese en la religión en los días festivos, quién sabe si no se mantendrían alejados de su ruina o, por lo menos, si no se reduciría el número de los que vuelven a la cárcel!"?

Llamados, también hoy, a dar una respuesta
Para que los jóvenes pudieran percibir toda esta realidad, eran necesarios muchos otros "Don Bosco", empeñados también en trabajar con ellos, en convertirse en sus amigos y servidores, Por eso Don Bosco invita a otros y a otras a que se unan a él y, cada cual según la medida de sus fuerzas, se pongan a trabajar al servicio a los jóvenes y de la gente sencilla.

¿Quién fue Don Bosco? Un hombre con los ojos bien abiertos para ver la realidad en que
vivía la gente; un cristiano que sabía preguntarse cuál era la voluntad de Dios ante esa realidad dura y, a veces cruel; un hombre con una gran capacidad de iniciativa, dispuesto siempre a poner manos a la obra y capaz de trabajar en equipo con otros.
Han pasado muchos años desde la época de Don Bosco; pero habría que ser muy superficial para no darse cuenta de que, también hoy, la realidad sigue siendo dura y cruel, sobre todo con los que no han "triunfado" en el actual sistema social.

Ser Cooperador es apuntarse a esta tarea
Con el mismo estilo de Don Bosco. Por eso habría que preguntarse si también nosotros somos personas con unos ojos gran-des para ver la realidad y con una experiencia de oración profunda, para descubrir qué nos pide Dios ante esta realidad.
Deberíamos preguntarnos si hoy nosotros solemos trabajar en equipo como hizo Don Bosco, superando protagonismos e individualismos estériles.
Alguien dijo que la tarea de un cristiano, hoy, es contribuir a bajar de la cruz a tantos hombres y mujeres crucificados por la injusticia, el dolor, el hambre, la incultura, la falta de higiene, el paro...
¡La tarea sigue siendo mucha! Todos y cada uno podemos aportar algo, en esta tarea.
¡No sobra ninguna mano!